YO JACK
Este es la narración de una Molécula del sistema…
Fin del diecinueve fue sentir que se estaba activando el sensor de
movimiento remoro, decían por videollamada que se debía verificar ciertos
parámetros ya que el panel daba cuenta de algunas fallas recurrentes de las que
se había tenido registro en algunos recuentos históricos. Ahí comenzó el desafío
(dos opciones: victimizarse, negar y permitir que el pesimismo se apodere de
todo y dejar que otros hagan; o plantar batalla y sacar no solo lo mejor, sino
primordialmente arropar con el optimismo necesario) y a la distancia no tan
distante, se ve un trabajo de telar, de aquel que no sabe que tejerá, pero
siente que debe hacerlo… y fueron muchas las veces de destejer y volver a
tejer, de frustración de no saber pedir, el convencimiento de que se quería
saber, pero por momentos raro.
Llamativamente la mente proyectó ese filme, esa película que volvía a
mostrar que siempre, con más o menos dolor o pérdida, más o menos heridas,
siempre el balance era a favor y eso habría camino para seguir. ¿Entonces, por
qué sería diferente en esta instancia? Y la trama mostro su ensamble de
sincronicidad que, solo algunos escollos intentaron flaquear el trabajo, pero
la misma trama rectificó.
Pero… como en todo decir con cierta carga negativa, siempre
paradójicamente o no hay un, Pero.
La Noticia que deja de ser una noticia más de un pais remoto para pasar
a ser la alarma planetaria más significativa del último siglo. Covid19. Todo se torna raro, confuso, incierto y
aparecen todas y cada una de las peores miserias humanas tratando de sofocar
las virtudes de los que intentan ordenar el descontrol en el sistema. La
economía de mercado como era de esperar en un mundo globalizado, rápidamente
logro mercantilizar la pandemia.
En los comienzos de ese bardo es que vuelven a activar remotamente
sensores advirtiendo que el control no convencía, era insuficiente y debía
reintentarse que descifren la ecuación en otro sitio u otro que fuese más
exhaustivo en su recuento y análisis para, poder hacer el planteo de un
programa que, restituya valores o los fuerce a modificar o al menos los frene;
y rápidamente la pregunta fue obvia ¿en medio de este caos es necesario? o es
preferible optar por el mal menor y esperar una situación de tiempo y espacio
favorable. La respuesta aceptó la lógica, aunque obligada por la circunstancia
y favorecida por la respuesta anticipada, producto de autodefensa. Confusa
mezcla de querer saber, pero ganar tiempo, no querer sumar otro perfil, aunque
se jugaba con ese límite. Fue ahí que pese a creer que sería más de lo mismo la
sorpresa cambia el rumbo y la seriedad toma conciencia de esa gravedad
potencial pero casi a voz cantada y cada hilada del telar reinició el tejido
completando la plantilla correcta que permitiera dejar ver el presente a carne
viva, la incisión fue más cruenta que la ocurrida siete años antes pero dio
cuenta de que estaban registrando invasores ajenos no reconocidos por el disco
rígido de algunos subsistemas que, reaccionaban poniendo en alarma al resto. Se
ordenó la conexión Jack para tratar de corroborar o descartar la falla, a
sabiendas que sería el determinante y a la espera, se advirtió de lo que podría
tratarse, se fue muy descriptivo en lo que significaba una ruptura de la trama
y se habló específicamente de lo que esa ruptura podía impactar en este sistema
en particular. Aprender a hablar un nuevo idioma en curso acelerado, una lengua
no registrada y con un timbre no agradable a la escucha, pero que se debía
aprender al menos en líneas generales para, intentar comprender y seguir. La
respuesta de Jack fue contundente, daba positivo.
Un quiebre que se debe aprovechar… capitalizar…
Vinieron las más preguntas y las cuidadosas o esquivas respuestas que
trataban sostener y bajar niveles de ansiedad, y de todo eso el rígido dejaba
registro que sirvió en su momento para repreguntar y dar por tierra algunas
sugerencias.
Año veinte veintiuno en promedio. Día más de un calendario, pero vibró
mostrando un sinfín de emociones y sensaciones, ya que se aturdió a la escucha
sin oír tratando de mostrar fortaleza y yendo a la calle caminada sin saber que
lo hacía, pero sintiendo la transformación de sentidos que activaron todos y
cada uno de sus sensores en señal de alerta, permitiendo que todo sea más
intenso, vivido; como si por primera vez la lente se enfocara correctamente.
Se trataba de accionar porque, la decisión de un cambio en la producción
hizo que la realidad comience a mutar, haciendo que el entorno no solo
desconozca lo nuevo, sino que en algunos casos hace modificaciones,
reaccionando en post de retornar a la normalidad.
Como se ve, el comienzo es incierto en el tiempo. Puede inferirse por
algunos comportamientos (¿estaríamos rondando el dos mil trece? ¿dos mil
dieciséis?), pero en verdad no se ha ahondado como para ponerle fecha de origen
a la falla.
Es viernes uno de abril del dos mil veintidós… ya han pasado años desde
que el sistema entró en falla casi imperceptible, callada.
Siete años
atrás se detectó “un algo” que activo una luz amarilla a la que se respondió de
manera no muy contundente, más bien lábil y se lo consideró un “falso positivo”
a seguir controlando. No obstante, se hizo un testeo en líquidos y sólidos,
cuya interpretación de ese momento no fue la misma que la entendida (con mayor
compromiso y minuciosidad) hace un año (¿error? ¿Impericia?), no se juzgará,
pero si se intenta verbalizar.
Desde el
comienzo de esta historia el denominador común fue la ansiedad y el desafío, el
querer saber ante lo desconocido, el ir aceptando, entendiendo que la
deconstrucción era el mejor camino, con ese algo de desenfado protector pero
acogedor que me fue y me va arropando día a día.
El esfuerzo
para sintetizar y no entrar en detalles innecesarios está presente.
Con el veredicto redactado y puesto en palabras, comenzaba
la segunda fase, la acción, la estrategia combativa para circunscribir y tratar
de aletargar los tiempos, ya que la suerte estaba echada… Hasta que se entendió
que tampoco ese tiempo se detiene, solo se enmascara con algún sintético para
no quemarse. Se entiende que en base a cómo se presentó y sabiendo su
identidad, correspondía aceptarlo y tratar de ser quien lo invite a compartir
camino.
Ya corren cinco meses en acción y la herramienta elegida no
logra activar. En paralelo el tablero de mando está dando valores cuyo
pronóstico indica deterioro progresivo, permitiendo que proliferen oportunistas,
pequeños pulpos que al acecho aprovecharán para alimentarse. Marcando un
panorama que, para los estándares son los previstos, ubicando a la fecha en
fase “intermedia ll”, cuya temporalidad sigue su curso y en cuenta regresiva.
El ordenamiento o mejor dicho la “norma” se expresa desde
los usos y costumbres acobijada por la queja, la angustia, la desazón, la
depresión, la pena, etc. etc. etc.
¿Y qué hacer ante ese panorama de lamentaciones estériles y
volátiles en el accionar?
En este caso fue recibir la sospecha como un hecho, tratando
de cerrar la cápsula antes de decidir… se necesitó eso. Como en un acto
instintivo, reflejo, activar sensores ya que había aturdimiento y no se quería
ni debía perder el norte. Volcar en estas circunstancias sumaría un problema
más a resolver y las condiciones se tornan cada vez más escasas, por el natural
deterioro de toda la maquinaria, y se re-nota, se siente.
Fue un fin de semana de reflexión a solas, ansiedad por
procesar tanta información, pero en calma, con esa calma del mar en Zipolite al
atardecer, cuando una bola de fuego simula apagarse en el horizonte dando paso
al juego de luces de la noche, sabiendo que era necesario para no entrar en
colapso. El accionar se divide en teoría y práctica (información y acción),
marcando un objetivo, un lineamiento del que no se debía, no se debe, ni deberá
apartar. Eso para la vida de un neurótico grave es un tema, y en este caso no
se trata de cualquier tema: ya que se deconstruye el hoy día a día en el camino
a la fecha D.
Es así como, con bitácora en mano, observando el pronóstico,
se trazan coordenadas y se vuela para entender. Llegar a la inmensidad del
hielo fue reparador, una prueba, un medir fuerzas y reservas a ese momento. Se
entendió que darle su lugar era aceptable, pero no más. Fue bueno.
A medida que se pregunta y se entiende, proporcionalmente
desciende el nivel de ansiedad, dejando un margen aceptable para la reflexión
antes del acto. Un proceso basado en un ejercicio a su vez aprehendido gracias
a años de membresía sobre la mente puesta en práctica entre otras cosas, con la
palabra en juego (nave insignia en todo proceso).
Moviendo las fichas sabiendo que el reloj sigue su curso sin
detenerse a confrontar “maneras”, por lo que la inacción no fue ni es una
opción.
Pero ¿cómo ensamblar el ritmo para encontrar la sonoridad?
No se hace, no es necesario ni conveniente pretenderlo ante magna situación. Se
habla desde acá, desde cómo se entiende este proceso de aceptación dentro de la
acción.
La realidad cuando sorprende no está confrontando, solo
sorprende. Confundir eso es desviar y entrar en una realidad paralela que hará
perder el foco y por ende mentir, boicotear.
La marcha no tiene ritmo, porque cambió la lente que la
mira. La marcha no tiene ritmo, porque los tiempos son otros. Ahora es esta
lente que marcha al ritmo de este tiempo. Todo pasa a un segundo plano y pasa
porque es la única manera en que se respeta sin sobre actual, sin sobre
dimensionar, sin victimizar, sin quejar banalmente, en definitiva, sin ser
obsceno.
Naturalmente se apela en busca del baluarte fílmico y en
retrospectiva se acuerda con ese yo con el que se identifica y al cual respeta
con todo lo que es. Eso emociona, pone en perspectiva de vida y rearma para
caminar.
Preguntas sigue habiendo miles y serán más miles a medida
que avance. Lo interesante es seguir preguntando, como manera de marcar la
diferencia; porque diferenciando irá acompañando a ese yo que solo se
necesitará llegado el momento. Se debe dar certezas de fidelidad pese al caos
de lo desconocido que perturba y seguramente de un cierto miedo.
Tiempo al tiempo. Aunque consciente de lo inevitable no hay
que adelantar casilleros si los dados no lo indican o indican lo contrario.
Porque natural sería retroceder para reabastecer energías ya que la cápsula
como es sabido no tiene autonomía ilimitada. Es la finitud en sí misma como
parte del universo.
Se considera por un
momento que se trata de un otro y un Yo. Lo instituido, los mandatos, para
retroalimentarse necesitan de la falta, las escaseces, la insuficiencia, la
miseria, y eso habla de lo no completo, hay algo que otro no tiene y que
habilita, porque la necesidad de otro, el deseo de otro y las emociones de
otro, dan poder. A su vez, el deseo se cumplirá cuando se logre el beneficio,
mientras que las necesidades se materializan de formas diversas y las emociones
entiendo serían parte de ambos.
El tiempo corre, sigue su derrotero.
Estamos en la semana dieciocho de iniciado el plan.
La alarma indica enlentecimiento del sistema operativo, tal
cual la presencia de un virus silencioso, desequilibrio en el funcionamiento de
algunos equipos y emitiendo señal de error en más de una oportunidad. Fue por
lo que se decide bloquear ciertas áreas y denegar acceso a otras para ordenar y
coordinar el intento de reseteo.
Es en este punto cuando la jefa de programación y directora
general del área hace el comentario que no se quiere escuchas y dice: tengo
entendido que de su fabricación existen dos modelos más a los que se debería
convocar para hacer un acople ante la contingencia. La respuesta fue
contundente, aunque sin antes dar los motivos que avalaran esa contundencia.
Porque al comienzo de todo esto había sido muy clara la posición. Única opción:
CALIDAD DE VIDA. Con lo cual el no fue inapelable.
Ayer sábado siete del seis terminaron quince días de dosis
de potencia esencial para el crecimiento y reproducción del sistema operativo
de la cápsula. Fundamental para el funcionamiento normal del disco duro, del
sistema de conectividad y para la formación del combustible y de varios
programas. Esas dosis juegan un papel importante en la síntesis de bases del
disco rígido.
En simultáneo el veintisiete del cinco se comenzó a inyectar
lo que sería un activador, cuya función principal, que no es única, es la
regulación de la producción y con ello todos los procesos relacionados con la
capacidad de transporte energético y la formación de energía por vía aeróbica.
Esta función tan importante para el mantenimiento del sistema es lo que ha dado
lugar a un gran desarrollo en el conocimiento y a que desde hace tiempo se haya
conseguido sintetizarla mediante técnicas recombinantes, con lo que ha mejorado
la calidad. Aun así, todos los esfuerzos realizados para conocer en profundidad
los procesos de síntesis y regulación, así como los efector no han tenido en
todos sus casos resultados definitivos; ya que todavía existen lagunas de conocimiento.
Una de sus principales funciones es por tanto el mantenimiento de la capacidad
de transporte de energía, pero últimamente también se ha visto que actúa a
otros niveles.
Hoy nuevamente se hace una prueba para ver si variaron o no
los valores del sistema…, rápidamente un área técnica informa mejoría en el
sector Beta2 de la cápsula, quedando a la espera del resultado en los otros
sectores.
Son dos las directoras de áreas que controlan la capsula.
Ambas están siendo notificadas, mientras que una de ella hará indicaciones para
nuevos testeos.
A esta altura la capsula había llegado a la ciudad de letras y es
entonces que comienza a hablar, usando esas letras, a escribir, usando esas letras
y así pensar…
El silencio al ser protagonista logra destacar sin tener comportamientos
violentos ni traumáticos. Irá manifestando, dando indicios dependiendo el afuera
y es así como comienza el laberinto de posibilidades. Es el tiempo de la
montaña rusa donde la adrenalina entra en limite al colapso, todo gira y marea,
son sensaciones no deseadas pero imposibles de evitar, a menos que se hubiese
mentido, negando, no se quiere subir a ese juego, aunque estaba ahí. Pero como
ya se habían trabajado esos campos de vida, se tuvo claro que por ahí no sería,
que había invertido bastante tiempo en responder preguntas en el camino de
deconstrucción y entender porques.
Estaba en la casa
de preguntas de la ciudad de letras. ¿Cómo saber quién era quién?, si tal no
era tal, pero ¿qué es verdad y qué silencio?, todo es tan confuso cuando de lo
que no se hablaba se comienza a decir… La casa de letras se cae y caen los
mitos y los ídolos y ceden los mandatos y se rinden las fuerzas y caen las
máscaras, es otra película, otra historia con los mismos protagonistas, donde
cambian de lugar y al hacerlo se reconfiguran, ya los equilibrios no existen,
son fantasías de la otra escena que, se unen en las distintas letras que hoy se
leen, tras haber limpiado cierto grado de ceguera, provocada un poco por no
haber sido consciente cronológicamente, y otro tanto porque recién en estos
tiempos fue el tiempo de limpiar ese velo opaco, raro, helado, casi anodino,
pero que sin embargo, cubría la verdad a medias, que se viene reconstruyendo
pieza por pieza, cual puzle al que se sabe incompleto, pero se siente la
imperiosa necesidad de armar, para entender y poder resignificar. Por y para
eso la corriente hizo que se esté en la ciudad de letras, donde todo depende de
eso, escuchar, pensar y decir. Cualquier otra manera desviaría la atención.
Deconstruir es un ejercicio, la herramienta más poderosa y peligrosa a la vez;
ya que es capaz de ayudar a verse en el espejo correcto para luego acercar la
luz correcta, al perfil adecuado, a la imagen que se mira; pero si se trasgrede
intentando manipularlo, puede devolver un sendero paralelo que no conduce a
nada y al mirar no se verá. El “adultocentrismo” habrá ganado.
Al estar en la casa
de la J se puede ver que algunos muros cayeron hace muchos años, pero otros no
hacen tantos, es más, de aquello se dijo muy poco, algún estruendo y mucho
polvo que tarda en decantar, y de éstos los muros fueron cayendo como en
cascada, en cámara lenta, como si los hubiesen ayudado a caer, pero que a la
vez trataran de que no se rompan, viendo que hay muchas J en esa casa, ¿una
sucesión de intentos ante la fragilidad? ¿qué juzgar? ¿para qué juzgar? No se
trata de eso, se trata de entender cuál es la propia historia, no por haber
vivido la vida equivocada, sino porque a partir de lo diferente, de conocer, es
necesario poner las piezas en su justo lugar, porque es donde encajan y donde
la vida ayudó a situar, pero que, al modificar, el prisma gira, la luz es otra,
intensa, enceguece, se distorsiona, se transforma en un espejismo y lo que se
mira no es lo que se ve. ¿Pero de qué y para qué sirve?, dirían transeúntes
perdidos en la vida, esas otras J, sin saber que lo están, esos a los que no les
gusta hablar, o si lo hacen dicen sin saber decir porque no vieron lo que
debían ver, pero no apelan a la capacidad de “crear” “inventar”, eso libera, ya
que de eso puede que pase algo o no, pero… prefieren buscar la respuesta en el
decir del otro, en ese alguien del que se hacen dependientes por no escucharse
y poder decir lo que los integra, lo que definiría su J. Deconstruir es otra
cosa, es decodificar una a una todas las caras de todas esas aristas, es
preguntarse sobre las respuestas instituidas, es desnudar como una cebolla,
capa por capa, es miseria, es error, es dualidad, es contradicción, es dolor y
es amor. Se nace en sitios que están hiper construidos y “conocer” es
decodificar, es ir quitando lo codificado, así se podrá preguntar sobre esas
respuestas, es cuando el adultocentrismo se volverá niño en palabras de
Nietzsche.
No se trata de
preguntar para saber, sino para cuestionar la respuesta instituida. Hay una
frase con la que identificarse: Prefiero las preguntas parciales a las
respuestas totales.
Hay un cambio en el plantel técnico, más en lo formal que en
el plan, ya que sigue siendo el mismo, aunque al que se le quita más dramatismo
y en eso surge una sensación de desamparo, algo así como tener que navegar con
luces apagadas, teniendo piloto, pero, a oscuras. Hasta que se observa que la
solvencia del control hace base para que esa sensación disminuya a valores
aceptable para confiar sin dejar de censar.
Ya en el mes doce del veintitrés se siente que hay una
estabilidad sostenida. Pero tan silenciosa que, hay momentos en donde la
pintura es de un agradable espacio previo al sunami final, pero los más son de
esa otra pintura que permite dialogar e intervenir como el niño al que refiere
Nietzsche, quien en la casa de la Z propone pensar aún más allá, sin dejar de
ver la casa de las J.
En el primer
discurso, de las tres transformaciones, Zaratustra dice que el ser humano pasa
por tres etapas, primero fue camello, después león, para luego ser niño. La
casa de la A y de la C son vecinas. El camello lleva la carga de lo moral y del
mandato, es haber soportado el peso del deber ser, pero al apropiarnos de
nosotros mismos, al sentir que podemos ser amos nuestros, muestra que en la
casa de la P podemos convirtiéndonos en león, nos atraviesa la necesidad del
poder, no importa cual, ni cuan grande sea, el sentido es dominar a alguien, en
sentirnos fuertes, hasta que en la casa L se devendrá en niño, y el niño es
creación, es la figura de la contingencia, básicamente porque juega, es libre
porque suelta, es libre porque olvida, entra y sale permanentemente porque
jugar forma parte de su cotidianeidad, el hábil ejercicio con pluriactividad y
poder de síntesis, debería ser ejemplo y no desacreditación. Para un niño una
cosa no es una cosa, es también muchas cosas. El adultocentrismo de la casa A
piensa a la niñez carente, por no tener voz, poco seria (le preguntan a un niño
si tiene novia o cuántas novias tiene, cuando se le debería preguntar a qué te
gusta jugar, se le pregunta sobre situaciones que el niño no comprende, no es
de su tiempo cronológico). La vida es monocromática, el juego recupera los
colores y abre infinitas posibilidades, donde los derrotados de siempre
(algunas veces) ganan, donde hay milagros. Se debe deconstruir la idea de
seriedad, de solemnidad, porque esa solemnidad no es tomarse las cosas enserio,
es impostar una seriedad, porque tomarse las cosas enserio es recuperar la
seriedad con la que jugábamos de niños, la que claramente se ve en la casa L;
ya que la seriedad no tiene que ver con la rigidez de ser parte de la Matrix,
es hacer explotar la Matrix.
(Y diré que uno de
esos momentos ocurrió en una navidad en que alguien caro a mis afectos me
regaló un bastidor en blanco…).
Recorrer un poco
más la casa A, sin dejar de recordar su vecindad con la casa C, muestra que el
adultocentrismo del león no ejerce sin los mandatos la capacidad de olvidar,
perdiendo la posibilidad de hacerse la vida más interesante. Vistiendo un traje
negro, si negro, porque es el color de la solemnidad, decreta con toda la carga
del deber ser y los preconceptos, mientras que los niños olvidan y punto, no
tienen esa joroba. Su inocencia aún cree en algunos milagros que comparte con
amigos invisibles. En unos provoca angustia, en los otros es simplemente
olvido.
Si nos detenemos a
pensar, la niñez nos formatea, lo que nos pasa tiene que ver con lo vivido en
la niñez, obviamente con suerte resignificado. Crecer es recuperar la seriedad
con la que jugábamos de niños y así entenderemos que el amor es el efecto del
juego de otro. Es ver el real color que cada una de las casas de la ciudad de
las letras tiene, es ahí donde podemos comenzar a ver.
Me encuentro en
esta historia y entiendo que la palabra está en juego y que son estas las
reglar.
Hoy siento la vida
en un momento de mirarla…, no sé bien si como en pausa o a la espera…
Pero pausa ¿por
qué? O a la espera de ¿qué?
La ilusión siento
que es apostar, aunque no encuentro la manera. Debo esperanzarme y así creer
firmemente en ello. Eso por otro lado me proyecta y lo siento como positivo en
una pausa en la espera de algo que deseo ocurra para sorpresa y entrar en un
torbellino del que hace un tiempo no comulgo.
Remonto a ese
estado de soledad placentera pero que no basta ya que, siento es hora del
compartir, no para llenar un vacío sino para completar una cierta plenitud,
esos fugaces momentos que hacen a la felicidad, porque lo he dicho, de eso se
trata, de momentos no de metas.
Las profundidades,
así como la superficie no dan certezas, solo activan el reconocimiento del
movimiento en el trayecto, somos esa molécula de energía que necesita
reconfigurar para lograr ser captada por otras en la misma sintonía. Desde la
mirada de la física cuántica, el principio no es la materia sino la energía
donde nada se destruye, por el contrario, se transforma como onda o como
partícula, como materia.
Reconocer la
temporalidad no es en mi un síntoma de estar llegando a la meta, me siento
empático con otra cosa, como si por momento se contradijeran, pero es la
realidad. El paso de los años puede que enlentezca algo, pero tambien puede que
afiance mucho y ahí estoy. Aceptando cada día el modelo de ropaje, trabajando
para no sucumbir en vanas tentaciones, que son muchas, por cierto, pero de las
que soy consciente no me dejaran llegar sano a ningún lado y a esta altura
permitir que la nave sufra una avería puede que sea fatal.
Ya lo dije tambien,
tiempo al tiempo, pero que difícil se torna cada día y, temo se lea como un
pesimismo incipiente, aunque aclaro no es así. La parte llena del vaso es otro
estandarte que no dejaré en el camino sea cual este sea; ya que es realmente
uno de los mejores baluartes que obtuve en esos momentos donde esa membresía de
la que hice mención me ayudó el camino a entender. He ahí la diferencia entre
estar cansado y estar roto.
Puede que algunos
tramos se lean como redundantes de otros ya vistos, pero exprofeso remarcarlo,
es donde está puesta la intención al hacerlo con la carga de lo que implica
ponerlo en palabras y me emociona hacerlo, porque quiero hacerlo, necesito; a
sabiendas que hay una cuota de bizarría de la que no dejaré de hacerme cargo;
ya que cuando entendí ciertas cosas, aprendí que no todas son como son en
cualquier contexto, y que aliviador es eso. Deconstruir para entender es
justamente eso, empezar por entender. El error está en Justificar. Postular que
no parezca censurable, exponiendo razones para pretender su aceptación. Tratar de
presentarlo como una creencia informal, como un punto de vista o como una
proposición lógica formal, ese algo científicamente demostrado. ¿Cuál sería
entonces la trampa o dónde está escondida la llave? Probablemente se necesite remontar
a los orígenes del tejido, ahí donde se atan los primeros hilos de la trama y
así se estará en condiciones de analizar el error del punto tejido.
Es un proceso
necesario para intentar encontrar respuestas…
Un camino con
sorpresas de todo tipo, rico y áspero, pero valioso de ser transitado sin dejar
de ver inclusive a los lados e ir asimilando; no pensar que una piedra de por
sí debe ser un escollo porque puede ser una señal de que un algo no está siendo
registrado. Otra mirada posible a la literalidad.
Ya casi a fin del
año veinte veintitrés, es momento de desechar lastre para no consumir energía
innecesariamente, momento de elegir qué queda y qué se va. He tirado
coordenadas para ubicar el faro. El encontrar el equilibrio es difícil como el
de concretar los sueños, un trabajo día a día… Lo importante es el ejercicio de
hacerlo y seguir soñando, porque nos da esperanzas.
Aprender a elegir
no es tener más, sino lo necesario para seguir firmes pero livianos,
entendiendo que no es la plenitud un fin en sí mismo, sino que son momentos que
nos cargan el combustible necesario y así ver que la maquinaria sigue en
marcha. Porque lo que viene depende de ese camino elegido, sin dejar de tener
en cuenta las contingencias a las que debemos hacer frente estoicamente.
Siempre voy atraído
por las líneas puras de un minimalismo monocromo, pero el mandato me sigue
ubicando en un barroco de colores de los que diariamente trato de despegar,
paradoja del camino. Muchos lo podrán leer como contradicción, pero no, se
trata de saber lo que nos gusta y compatibilizar con la realidad que nos toca,
no desde la pasividad de la sumisión y obediencia, sino desde el deseo de
intervenirla. Tampoco sea visto como un conformismo, porque si hay algo que
esta matriz no habita es ese casillero. No es tan difícil de entender, se trata
de ir transformando esa realidad (no lo imaginado) adaptándola.
Observar todo el
mecanismo del sistema y ver como colapsan más de los que están en sintonía,
exige ser objetivo en la mirada y lo más preciso posible en los acoples. La
estrategia es ser parte de él sin perder dimensión del tiempo y espacio en el
que se está, capacidad de ir trazando esas coordenadas que nos siguen
orientando el rumbo, despojando prejuicios que pertenecen a otras matrices y no
a ésta, aun reconociendo que en algún momento obstaculizaron su normal
funcionamiento y detuvieron su marcha o intentaron intervenir para reconsiderar
su ruta.
Otro tema en
análisis está siendo los daños colaterales…
Hay una
relación directa entre el daño con la proporcionalidad del efecto que causa, ya
que al ser bastante resistente se puede sobrellevar más o menos mejor, aunque
entendiendo que el estar atento al daño en sí permite que el acostumbramiento
no distraiga de la avería. Un trabajo permanente que forma parte del todo al
reconocerlo, más de una vez sumarlo a otro y otros, evaluarlo, captar si será
momentáneo o permanente producto del proceso en sí o en relación directa al
encuadre original. Todo sin dejar de atender prioritariamente lo anímico; y
releo y capto una cierta melancolía en el derrotero de letras a las que les
daré un guiño porque tambien está permitido hacerlo. Aprendí a no ser tan duro
y el permitir es parte de eso, ablandar las aristas de la rigidez para que sus
filos no terminen lastimando ni al propio ni a ajeno. La melancolía entendida
como un duelo se debe dejar transcurrir, pero lo interesante es que esa
“hemorragia” como la denominaba Freud, no se convierta en permanente porque el
sangrado sin torniquete colapsa y ese torniquete esta dado en usar las
herramientas que fuimos adquiriendo en el camino con el acompañamiento de lo
trabajado en aquella membresía.
En ese
camino que no siempre se lee lo que está escrito, ni se escucha lo que está
dicho. Entender y oír es un aprender a no intentar pasar por la lógica propia
la ajena; ya que de hacerlo lo leído o lo escuchado es muy posible que no sea
lo que han escrito o dicho, sino la interpretación forzada de la individualidad
de la propia lógica, con algún que otro dato (consciente o no) manipulado.
Y en la
línea de este pensamiento es como se pudo procesar la información, a pesar de
su magnitud que por momentos obnubilaba haciendo más empinada la cuesta del
entender.
Ya cinco
días de un nuevo año que entró a rodar con mas puntos ciegos que luces a
futuro…
Es necesario
proteger la cápsula de los sórdidos tentáculos que proliferan insaciablemente;
haciendo del comienzo de año un espectáculo raro y opaco, casi una réplica en
progreso de lo ocurrido veintitrés años atrás. Ciclicidad signada por el poder
de turno.
En el giro
de la rueda toca control, justo hoy al cumplirse sesenta y ocho años de la
puesta en órbita…, a la espera que se trate solo de mera rutina.
Continuará…