El vínculo con
un pasado y un presente, motivado por un quiebre y del que se saldrá tratando
de irse de la mejor manera. ¿Se puede?, si, se puede. De no lograrlo, se estará
yendo físicamente, pero se estará quedando. Si no se va teniendo memoria,
capitalizando lo bueno y priorizando el amor, se estará odiando y quedando
vacío de contenido, árido. No es lo mismo sentirse responsable que reconocer
una responsabilidad. Quien se siente responsable no puede pensar un hecho o un
acto sin quedar identificado con ese hecho o acto, por eso no puede sostenerlo
endilgando rápidamente la responsabilidad en el otro, pero si se reconoce una
responsabilidad, sin sentirse culpable, es haber comenzado a pensar, a
conversar y discutir. Hay que entender
que el amor puede terminar sin fatalismos y que ese fin es el brote de algo
mejor. Eso es reconocer que ambos son responsables y ambos se deben algo. Irse reconociendo
una deuda es estar tranquilo que no se es un estúpido.
¿Esto nos habla
de justicia? NO. ¿Esto nos habla de disculpas? A veces. Porque cada uno verá
qué puede hacer con su separación. Siempre hay cuestiones a resolver, sin que ello
implique equidad, surgiendo el escollo de pedirle al otro que sea diferente, de
una forma que no es, cuando esa diferencia fue la causa de la separación. Sí,
tal cual se lee, estos ex así se pelearán, como en los mejores tiempos, por las
mismas cosas y los mismos motivos por los que se separaron, manteniendo una
forma, otra forma, para seguir juntos. Por eso es que no existe motivo para una
separación, se dice basta, hasta acá llegué o no se quiere más, o simplemente
porque se elije estar en otro sitio. Por eso no hay justicia ni justificación,
porque no hay motivo. Lo importante es no repetir con el ex aquello de la
relación que los llevo al quiebre. Eso no es resignificar el vínculo, es separarse
siguiendo juntos de la peor manera, no dejando crecer, solo corroe.
Es interesante
observar a separados en cualquier charla al azar, es muy frecuente poder ver
como uno de ellos no evolucionó totalmente tras la ruptura, manteniendo
pequeños (o no tan) resabios de lo que motivó el fin. ¿Cómo verlo? Solo
escuchando definiciones de molde, respuestas calcadas, como quedado todo en su
propio entender, sin tener en cuenta la evolución del otro (eso es irse de boca),
encasillando a ese otro en el prejuicio que le motiva el enojo y donde aflora
esa vehemencia que no lo deja escuchar ni escucharse. Solo dice en lo que él
pudo tildarse del otro, sin permitirse venir en el tiempo y por ende estar
presente, para mirar y ver, oír y entender que, quien esta como interlocutor es
ese otro, que no se queja, que simplemente intenta adentrarse al diálogo desde
el hoy, después de haber tamizado ese vínculo y creyendo rescatar lo bueno.
No se necesita
justificar para dar una respuesta, se necesita haber deconstruido el vínculo.
Y no olvidemos
que “todo reproche esconde un autorreproche” (Freud)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Jorge Murad diseño + gestión esta a su disposición ante cualquier consulta... y agradece su visita.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.