La queja como reclamo, es un agente de cambio. La acción ante esa queja coloca al sujeto como protagonista directo de ese cambio a conseguir. Entonces podemos decir que, ante una situación desagradable, la queja es una herramienta más con la que se puede modificar o mejorar una situación. Para él la felicidad no es una meta inalcanzable, sino una construcción diaria.
Ahora si a esa
queja se la usa como escudo permanente y es una constante ante cada situación
de conflicto, corroe. Y no me estoy refiriendo a situaciones dolorosas que
ponen al sujeto mas vulnerable, sino a la queja como estilo de resolución,
donde el problema no es promotor de la misma. En tal caso el sujeto deberá ver
qué hace con eso, ya que a las claras se ve que el camino no es el debido. Para
él la felicidad es una meta inalcanzable y no una construcción diaria.
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